Abstencionismo o carta oculta: el dilema de la oposición venezolana

La oposición venezolana vive días aciagos. Una vez que el Consejo Nacional Electoral (CNE) publicó el cronograma de las presidenciales, pautadas para el 28 de julio, comenzó la cuenta regresiva para la inscripción de los candidatos, que tendrá que realizarse del 21 al 25 del mes en curso, es decir, dentro de máximo diez días.

María Corina Machado, candidata de la Plataforma Unitaria (PU) —el conglomerado de los principales partidos opositores—, está inhabilitada por la institucionalidad vigente, lo que ha sido confirmado recientemente por la página oficial del ente comicial.

Desde su comando de campaña se niega públicamente la posibilidad de su sustitución. Su coordinador de organización, Henry Alviarez, dijo este jueves que: "No vamos a dejar de luchar hasta lograr elecciones limpias. Estamos unidos en ese propósito. En vez de opacar esta lucha, ahora la mira internacional nos está viendo". 

Varios actores de la PU, ya casi en una situación de desasosiego por el breve tiempo que resta, intentan convencer de la necesidad de efectuar dicha sustitución para poder participar en el evento electoral. Pero el conglomerado opositor, compuesto por un archipiélago de partidos y fragmentos muy cuestionados por el electorado opositor, aún no cuenta con un método o acuerdo para poder torcer el rumbo y definir un candidato de unidad, para así no repetir la historia abstencionista del 2018 que dejaría el camino abierto para la reelección del actual presidente Nicolás Maduro.

La PU ha pedido una reunión con la candidata a fin de evaluar escenarios probables.

Según reportó Reuters el 14 de marzo, crecen las presiones de los partidos y líderes opositores para que Machado no deje la eventual sustitución hasta que sea "demasiado tarde". Aunque hasta el 20 de abril se pueden hacer ciertas modificaciones, si la oposición pasa del 25 de marzo manteniendo la postura radical, podría terminar siendo demasiado tarde para participar en el evento de manera unitaria.

Si la inscripción de Machado es improbable, entonces qué espera la líder opositora.

El periodista opositor Vladimir Villegas ha develado que en la supuesta reunión de la aspirante, que no ha tenido comparecencia pública, hay conciencia sobre la imposibilidad de la permanencia en la carrera presidencial por parte de Machado y que una candidatura unitaria "podría ocurrir".

Pero la ganadora de las primarias ha negado reiteradamente esa posibilidad, argumentando que tiene una clara estrategia y que no acepta otra candidatura. Si su inscripción es improbable, entonces qué espera la líder opositora. 

¿Washington decide?

Hasta ahora, Washington ha respaldado sin miramiento la candidatura de María Corina Machado y ha acusado al Gobierno venezolano de irrespetar los Acuerdos de Barbados. Sin embargo, el Gobierno venezolano niega que entre lo acordado se haya establecido la habilitación de su candidatura. Ciertamente, en el documento firmado no aparece con precisión esta demanda opositora. En todo caso, todo parece indicar que su inhabilitación ya es un hecho y no parece que hubiera alguna posibilidad de que ocurra lo contrario. Sin un Plan B determinado, quedan apenas días para que una decisión definitoria, que de todas maneras será sorpresiva, tenga que ser tomada.

Con los republicanos en el poder, hubiera sido muy probable que desde la Casa Blanca se diera luz verde a la intención de Machado de convertirse en la "nueva Guaidó", es decir, en una "candidata ungida" que recibe grandes aplausos desde los centros de poder occidental pero que no tendrá poder real en el territorio nacional: un nuevo simulacro que solo gana, electoralmente, en el estado de Florida, EE.UU., donde abunda el voto de la derecha radical latinoamericana.  

La importancia que le otorga el comando de campaña de Machado al respaldo internacional hace pensar que una "habilitación vía Washington" podría ocurrir, pero las dudas de la administración de Biden permiten pensar en una "salida alternativa", que consistiría en levantar la mano a un candidato habilitado que no caiga nuevamente en el intento de declarar una especie de interinato, mucho más débil y aún más impotente que el de 2019.

El triunfo de Machado en las primarias, con poco más del 10 % del padrón electoral, se ha convertido en una "píldora amarga" por su nivel de agresividad.

Lo cierto es que ya se han mencionado, siempre de manera oficiosa, varios sustitutos que parecen estar en una especie de "lista de espera". Uno de ellos, es el actual gobernador del primer estado del país (Zulia), Manuel Rosales, quien públicamente ha negado dicha opción. Otro excandidato presidencial, Eduardo Fernández, es propuesto por varios sectores moderados.  

También se ha planteado la posibilidad que Machado elija "a dedo" a el o la sustituta, pero no se conoce que efecto podría tener esta decisión en los diversos sectores opositores. Otra variante posible fue mencionada por el vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, quien habría planteado la posibilidad, suministrada por sus fuentes, de que Machado elija un sustituto y haga campaña como hipotética vicepresidenta.

El triunfo de Machado en las primarias, con poco más del 10 % del padrón electoral, se ha convertido en una "píldora amarga" por su nivel de agresividad, que la "oposición toda" aún no termina de digerir, lo que está generando mayores grietas.

Para complejizar la decisión que debe ser tomada por la PU, ya hay casi una decena de precandidatos opositores que han develado sus aspiraciones y esperan llenar el vacío que deje una posible ausencia de la "oposición institucional" en la contienda. 

Venezuela invita a observadores internacionales a las elecciones

Hasta ahora, y a pocos días de las fechas para la inscripción de candidatos, solo se sabe de elucubraciones, debates internos y las típicas posturas soberbias por parte de la candidata, perteneciente a una de las familias históricamente más ricas del país.

La ansiedad se apodera del mundo opositor mientras Maduro ya hace campaña en las calles de Venezuela. Sin embargo, la posibilidad de un candidato único de la PU aún no está del todo descartada, pero queda muy poco tiempo para ello.