
La nueva fase de la derecha colombiana: el 'uribismo psiquiátrico' contra Petro
El uribista Centro Democrático, junto con otro partido de su periferia, Cambio Radical, han introducido una solicitud formal en el Senado colombiano para que determine la "existencia de una incapacidad física permanente" del presidente Gustavo Petro.
La jugada la inicia el periodista y escritor Héctor Abad en la reunión anual del Andi, el gremio que asocia a industriales y comerciantes (una base social importante para las gestiones uribistas) y que en su encuentro anual se convirtió en el escenario de gestación de esta nueva avanzada contra Petro.
"A mí me preocupa la salud mental del jefe de Estado", afirmó el escritor entre risas y aplausos.
Abad no es psiquiatra, sin embargo su opinión tiene eco automático en los partidos de la derecha radical, que, de forma expedita trasladan sus "preocupaciones" al Senado de la República, bajo el argumento de las múltiples ausencias del presidente en actos en los que ha sido invitado.
Petro respondió los cuestionamientos sobre el cumplimiento de su agenda: "Ahora quieren confundir el que no vaya a un evento a que tengo supuestas enfermedades. No, señores, al presidente no lo pueden llevar a groseras encerronas".
La "encerrona" en cuestión es la misma en la que el escritor lanzó el rumor: nada menos que en el congreso empresarial, que tenía como otro invitado al fiscal general de la Nación, Francisco Barbosa, quien ofreció en el evento un discurso ofensivo, grosero y mordaz contra el presidente que fue ampliamente aplaudido por los agremiados.
Lo que Andi y los medios le tenían preparado al presidente era una celada en la que iba a ser humillado por sus más enconados adversarios y en medio de ponentes que iban marcando el nuevo repertorio de insultos en su contra.
La jugada en cuestión puede verse un tanto ingenua e improcedente, e incluso podría aislar a los partidos del uribismo de otros más moderados que van forjando la alianza anti-Petro.
A fin de cuentas, el uribismo paga y se da vuelto. Por un lado, le prepara una "emboscada". Y como el presidente no sucumbe, lo denuncia por "incapacidad mental", sencillamente por no haber ido.
La jugada en cuestión puede verse un tanto ingenua e improcedente, e incluso podría aislar a los partidos del uribismo de otros más moderados que van forjando la alianza anti-Petro, pero lo cierto es que dice mucho de la forma como tratan de envolver la gestión, enredar el discurso y quitarle autoridad al presidente.
Quizá el senador Jonathan Pulido Hernández, de la Alianza Verde, deja más claro las intenciones: "¿Tiene algún tipo de adicción el presidente de la República que no le permite estar físicamente, al 100 por ciento, para responderle al país?".
La derecha colombiana ya habla de "locura", de "adicción", y de cualquier insulto para arrinconar al gobierno. Ensayan todas las vías, incluyendo la petición de un golpe de Estado.
Pero quienes más afilan sus cuchillos son los medios. Amanecen hablando y duran toda la semana repitiendo e intentando generar dudas sobre la salud de Petro.
La derecha colombiana ya habla de "locura", de "adicción", y de cualquier insulto para arrinconar al gobierno. Ensayan todas las vías, incluyendo la petición de un golpe de Estado, para ir cercando y preparando un 'impeachment' político. El argumento no importa, lo que más importa es poner en tela de juicio la iniciativa de cambio presidencial, aislar las bases sociales que le apoyan y así madurar un escenario rupturista.
En suma, van obstaculizando la gestión presidencial, asfixiándola lenta pero sostenidamente.
Las formas del uribismo
El uribismo es el movimiento político que ha hegemonizado la política colombiana desde comienzos de siglo.
Tanto la gestión del líder máximo del uribismo, el expresidente Álvaro Uribe (2002-2010), como la del exmandatario Iván Duque (2018-2022), se caracterizaron por la utilización de la fuerza de manera descomunal en abierto contubernio, que en muchas ocasiones se hizo pública, con grupos de paramilitares y narcotraficantes, siempre con el apoyo irrestricto de Washington.
El uribismo ha terminado muy debilitado debido a una gran cantidad de escándalos, de estallidos sociales en contra y de adversos resultados electorales. No obstante mantiene una tremenda fuerza institucional que le permite llevar la batuta en los diseños de estrategia que buscan dinamitar, como sea, la actual administración.
Por el momento, Barbosa es el pivote de la oposición a Petro y en febrero del próximo año terminará su período al frente de la Fiscalía. Su alto grado de radicalismo, así como su imbricación con el uribismo (fue consejero y es amigo personal de Duque), puede permitirnos inferir que antes de culminar su gestión intentará alguna estocada para finiquitar al actual gobierno.

Pero el fiscal no está solo. Entre las fuerzas sociales conservadoras, la mediática derechista y un centro liberal muy hipotecado hacia el sistema económico, están generando el caldo de cultivo para que el uribismo, con toda su potencia y sus conocidas formas de criminalizar, perseguir y humillar al adversario, desplace el protagonismo nacional e internacional que ha ganado Petro.
Los próximos meses serán decisivos para conocer las fortalezas de Petro y los escenarios que la derecha está dispuesta a llevar a Colombia.
Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.