El conflicto ucraniano pone a la IA militar y los drones en el foco de intereses inversionistas
El conflicto en Ucrania ha revertido la tendencia sobre la inversión para muchas empresas de capital de riesgo en el sector aeroespacial de doble uso y de las tecnologías de defensa, según un artículo reciente de Bloomberg.
A medida que las tasas de interés y la inflación aumentaron a principios de 2022, el capital de riesgo, que fluyó durante la pandemia, se agotó para gran cantidad de 'start-ups'. Sin embargo, los proyectos que se dedican a la fabricación y el desarrollo de drones o cohetes han podido encontrar inversores privados y, en algunos casos, llevar la financiación externa a niveles récord.
A finales de 2021, cuando aún no iniciaba la operación militar rusa, una inversión por valor de 109 millones de dólares en Helsing.AI, la empresa de inteligencia artificial especializada en el procesamiento de datos del campo de batalla, se percibía como algo controvertido.
Este monto fue aportado por una empresa de inversión dirigida por el fundador del servicio de transmisión de música Spotify, el multimillonario sueco Daniel Ek, y en respuesta, hubo llamamientos públicos a boicotear el servicio y quejas de que la plataforma estaba apoyando esfuerzos militares.
"Una misión más grande"
Hoy en día, el cofundador de Helsing.AI Gundbert Scherf ve probable que el sector continúe en el centro de atención de los inversores ante los sucesos en el este de Europa. El directivo, exasesor del Ministerio de Defensa alemán, cree que ahora "la gente está cada vez más interesada en contribuir a una misión más grande", en referencia a las personas que optan por invertir sus capitales en el ámbito de defensa.
En octubre, una empresa alemana que desarrolla estaciones de acoplamiento que permiten cargar y desplegar drones sin operadores humanos Quantum-Systems GmbH, recibió una inversión por valor de 17,5 millones de dólares de tres fuentes: Project A, Sanno Capital y el multimillonario Peter Thiel. Sus dispositivos están diseñados para uso por parte de militares, patrullas fronterizas, empresas mineras y para vigilancia en las ciudades. El año pasado, 42 de sus drones ya llegaron al Ejército de Ucrania pasando por las Fuerzas Armadas de Alemania.
Por su parte, el director ejecutivo de Isar Aerospace, Daniel Metzler, también habló de un cambio de pensamiento en el sector y entre los inversionistas. Los propios empleados "se asustan menos al trabajar en tecnologías de doble uso" y, en su opinión, lo mismo sucede con los inversionistas si se compara con la percepción de hace dos años. La empresa desarrolla cohetes para satélites, pero también pueden usarse con fines de defensa.
En total, la inversión privada en el sector aeroespacial y de defensa en Europa alcanzó el año pasado un máximo histórico de casi 780 millones de euros (830 millones de dólares), según estimó la empresa Pitchbook, proveedora de datos sobre los movimientos del capital.