Carnaval de Brasil: La fiesta del pueblo
El carnaval es una joya brasileña con muchas facetas: es una fiesta de dimensiones gigantescas y fama mundial; una explosión callejera de música y color; y también una válvula de escape para la vida cotidiana del país, afectada por problemas graves, como la violencia derivada del narcotráfico que azota al país o la profunda división política que existe en el seno de la sociedad brasileña.
Así lo explica una ciudadana carioca al principio del reportaje, disfrazada en mitad de la fiesta: "Vivimos todo el año con muchos problemas, muchas dificultades. Y esta es una catarsis. El momento en que se saca todo para afuera".
El carnaval más importante del mundo, el de Río de Janeiro, despliega su plumaje de fantasía en el espacio conocido como 'sambódromo', una especie de bulevar enorme por donde desfilan las escuelas de samba, agrupaciones musicales en las que miles de personas que bailan entonan las canciones del carnaval, a ritmo de samba. Todo lo que ahí se exhibe, las carrozas, los disfraces, el 'atrezzo', y el conjunto de estructuras materiales que hacen posible el sueño del carnaval, se fabrica en la llamada 'Ciudad Samba', un predio industrial dedicado en exclusiva a lo que el profesor universitario y periodista Ricardo Barbieri denomina "la construcción del carnaval".
Una mirada política: "un momento muy delicado"
Esta fiesta popular, como expresión multitudinaria del sentir del pueblo, no escapa a la influencia del momento político que atraviesa Brasil, marcado por el mandato del presidente ultraconservador Jair Bolsonaro. Uno de los testimonios recogidos en el reportaje, aportado por una mujer joven, es claro en ese sentido: "Es un momento muy delicado, con un gobierno tanto estatal como federal que no respeta y no apoya las manifestaciones culturales, ni nada de lo que representa Brasil para la gente". Esta misma joven asegura que este momento de alegría y fiesta se usa también "para manifestar el rechazo a un gobierno que es machista, racista y misógino".
El de 2019 ha sido el primer carnaval bajo la presidencia de Bolsonaro. El Gobierno local, afín al federal, cortó el presupuesto para las escuelas de samba, y el propio presidente se manifestó en Twitter para criticar las celebraciones callejeras, generando un rechazo que alcanzó repercusión nacional.
El músico y compositor de samba Tomaz Miranda, de la escuela de Mangueira –una de las más emblemáticas del carnaval de Río de Janeiro– asegura que los dirigentes actuales del país no apoyan las celebraciones porque "conocen la importancia del carnaval y saben cuál es su poder transformador", a través de "la ocupación de la calle como un espacio de encuentro público".
Para disfrutar de este completo recorrido por el carnaval brasileño, desde su fábrica material de sueños hasta la reflexión sobre sus implicaciones sociales, les recomendamos que vean el reportaje completo.