Economía
Fiebre del oro: inversores rusos se incorporan al proyecto de minería espacial
Una compañía de origen ruso invierte en un proyecto de 'ciencia ficción' confiando en que los asteroides estén repletos de oro y platino.
La compañía llamada I2BF Global Ventures, un fondo de capital de riesgo con origen ruso pero con sede en Nueva York, invierte ni más ni menos que 50 millones de dólares en el proyecto de la empresa estadounidense Planetary Resources (Recursos Planetarios), que pretende explorar las riquezas minerales de los asteroides.
Parece sacado de una película, más aún teniendo en cuenta que entre los que apoyan el proyecto figura el director de cine James Cameron, pero Ilia Golubóvich, el socio del fondo de origen ruso y residente en Londres, confirmó la información, según el rotativo ruso Védomosti.
Anteriormente Erik Anderson, el organizador de vuelos turísticos a la Estación Espacial Internacional y fundador de Planetary Resources, calculó que el coste del lanzamiento de seis naves espaciales a un asteroide variará entre 25 y 30 millones de dólares, mientras que los gastos en misiones estatales a los asteroides llegan a 400 millones.
En abril de este año Planetary Resources presentó un multimillonario proyecto para explotar los recursos minerales de los asteroides. El proyecto supondría el uso de naves espaciales robóticas para obtener de las rocas minerales como platino, oro y aluminio.
El plan de Planetary Resources es lanzar, en los próximos dos años la primera sonda espacial que rastreará las órbitas terrestres bajas para detectar a asteroides cuyo tamaño y composición mineral los haga potencialmente aptos para la exploración minera. Una vez descubiertos, la compañía desplegará allí a robots, que aún están por ser desarrollados, para extraer los minerales preciosos, empezando por el platino.
Cabe recordar que además de los riesgos comerciales que supone el proyecto, el 'camino al oro' está empedrado también por trampas legales y la principal de ellas es el Tratado del Espacio Exterior.
Inicialmente firmado en 1967 como un acuerdo entre la Unión Soviética, EE. UU. y el Reino Unido, ahora abarca a un centenar de países más. Estipula que “la exploración y el uso del espacio exterior debe realizarse en beneficio de todos los países y debe ser competencia de toda la humanidad”.
Dejando al margen razones 'humanitarias', en caso de éxito se pondrán en juego sumas exorbitantes de dinero.
En 1995 el Instituto de Ciencias Planetarias de EE. UU. estableció el valor aproximado de un asteroide estándar de dos kilómetros de ancho en unos 25.000 millones de dólares, en el caso de que este fuera rico en metales.
Por su parte Erik Anderson, el promotor del proyecto, calcula que el valor del platino contenido en un asteroide de unos 50 metros de diámetro podría ascender a 50.000 millones.
Parece sacado de una película, más aún teniendo en cuenta que entre los que apoyan el proyecto figura el director de cine James Cameron, pero Ilia Golubóvich, el socio del fondo de origen ruso y residente en Londres, confirmó la información, según el rotativo ruso Védomosti.
Anteriormente Erik Anderson, el organizador de vuelos turísticos a la Estación Espacial Internacional y fundador de Planetary Resources, calculó que el coste del lanzamiento de seis naves espaciales a un asteroide variará entre 25 y 30 millones de dólares, mientras que los gastos en misiones estatales a los asteroides llegan a 400 millones.
En abril de este año Planetary Resources presentó un multimillonario proyecto para explotar los recursos minerales de los asteroides. El proyecto supondría el uso de naves espaciales robóticas para obtener de las rocas minerales como platino, oro y aluminio.
El plan de Planetary Resources es lanzar, en los próximos dos años la primera sonda espacial que rastreará las órbitas terrestres bajas para detectar a asteroides cuyo tamaño y composición mineral los haga potencialmente aptos para la exploración minera. Una vez descubiertos, la compañía desplegará allí a robots, que aún están por ser desarrollados, para extraer los minerales preciosos, empezando por el platino.
Trampas legales o el 'problema del reparto'
Cabe recordar que además de los riesgos comerciales que supone el proyecto, el 'camino al oro' está empedrado también por trampas legales y la principal de ellas es el Tratado del Espacio Exterior.
Inicialmente firmado en 1967 como un acuerdo entre la Unión Soviética, EE. UU. y el Reino Unido, ahora abarca a un centenar de países más. Estipula que “la exploración y el uso del espacio exterior debe realizarse en beneficio de todos los países y debe ser competencia de toda la humanidad”.
Dejando al margen razones 'humanitarias', en caso de éxito se pondrán en juego sumas exorbitantes de dinero.
En 1995 el Instituto de Ciencias Planetarias de EE. UU. estableció el valor aproximado de un asteroide estándar de dos kilómetros de ancho en unos 25.000 millones de dólares, en el caso de que este fuera rico en metales.
Por su parte Erik Anderson, el promotor del proyecto, calcula que el valor del platino contenido en un asteroide de unos 50 metros de diámetro podría ascender a 50.000 millones.
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