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Prostitutas, orgía y saqueo en la embajada de Honduras en Bogotá
Un empleado de la embajada de Honduras en Bogotá organizó una fiesta en la sede diplomática en la que se mezclaron prostitutas, orgía y hurtos. Por si fuera poco, defecaron en la oficina del embajador y del agregado militar.
La fiesta transcurrió durante la noche del pasado 20 de diciembre mientras el embajador, Carlos Humberto Rodríguez, estaba ausente, según indicó el diario hondureño El Heraldo.
Según el diario, fue un empleado de la sede diplomática llamado Jorge Mendoza el encargado de montar "tremenda borrachera con amigos y prostitutas".
"Los amigos y las servidoras de sexo que Mendoza introdujo a la sede que representa al Estado de Honduras no solo se robaron lo que pudieron, sino que hasta hicieron sus necesidades fisiológicas en la oficina del propio embajador y del agregado militar", destaca el diario.
Aparentemente esta conducta obedece a un intento de venganza tras no haber recibido el pago por sus servicios. La investigación realizada por El Heraldo señala que al amanecer, "aturdidos por el alcohol y el sexo, las prostitutas y los amigos de Mendoza abandonaron la oficina, llevándose todo lo que encontraron a su paso".
Entre los equipos que desaparecieron figura la computadora portátil de Stephanie Canahuati, ministra consejera en Asuntos Económicos, así como los teléfonos celulares y demás pertenencias de otros empleados. Este hecho podría poner en riesgo la seguridad nacional, ya que en los documentos y equipos a los que los invitados tuvieron acceso hay información sobre asistencias judiciales de casos sobre crimen organizado y cables diplomáticos sobre análisis geopolíticos.
El 21 de diciembre, los empleados encontraron las puertas de sus oficinas abiertas, papeles regados por el suelo, evidencias de que se había practicado una orgía y en el sótano a "un colombiano que todavía estaba borracho, mientras que en una habitación en el área de lavandería dormía plácidamente Mendoza, el responsable del desastre".
La Policía Metropolitana de Bogotá fue informada sobre los hechos al día siguiente de la fiesta. El propio Mendoza, que se identificó como el conductor del embajador, fue el encargado de contar a las autoridades lo que había sucedido y denunciar los daños internos y los hurtos. Sin embargo, luego la representación diplomática dijo que no denunciaría los hechos ante la Fiscalía y pidió prudencia al respecto.
Según el diario, fue un empleado de la sede diplomática llamado Jorge Mendoza el encargado de montar "tremenda borrachera con amigos y prostitutas".
"Los amigos y las servidoras de sexo que Mendoza introdujo a la sede que representa al Estado de Honduras no solo se robaron lo que pudieron, sino que hasta hicieron sus necesidades fisiológicas en la oficina del propio embajador y del agregado militar", destaca el diario.
Aparentemente esta conducta obedece a un intento de venganza tras no haber recibido el pago por sus servicios. La investigación realizada por El Heraldo señala que al amanecer, "aturdidos por el alcohol y el sexo, las prostitutas y los amigos de Mendoza abandonaron la oficina, llevándose todo lo que encontraron a su paso".
Entre los equipos que desaparecieron figura la computadora portátil de Stephanie Canahuati, ministra consejera en Asuntos Económicos, así como los teléfonos celulares y demás pertenencias de otros empleados. Este hecho podría poner en riesgo la seguridad nacional, ya que en los documentos y equipos a los que los invitados tuvieron acceso hay información sobre asistencias judiciales de casos sobre crimen organizado y cables diplomáticos sobre análisis geopolíticos.
El 21 de diciembre, los empleados encontraron las puertas de sus oficinas abiertas, papeles regados por el suelo, evidencias de que se había practicado una orgía y en el sótano a "un colombiano que todavía estaba borracho, mientras que en una habitación en el área de lavandería dormía plácidamente Mendoza, el responsable del desastre".
La Policía Metropolitana de Bogotá fue informada sobre los hechos al día siguiente de la fiesta. El propio Mendoza, que se identificó como el conductor del embajador, fue el encargado de contar a las autoridades lo que había sucedido y denunciar los daños internos y los hurtos. Sin embargo, luego la representación diplomática dijo que no denunciaría los hechos ante la Fiscalía y pidió prudencia al respecto.
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