"Desesperación" y piezas defectuosas: ¿a qué se debe la crisis de Boeing?
Los problemas en la producción de aviones del gigante aeronáutico estadounidense Boeing llevan meses generando titulares.
El pasado mes de enero en EE.UU., un avión de Alaska Airlines que volaba de Portland (Oregón) a Ontario (California) sufrió una despresurización después de que reventara una ventanilla y parte del fuselaje se desprendiera en pleno vuelo. En una inspección, se descubrió que los mecánicos de la compañía usaron jabón líquido en vez de un lubricante adecuado al instalar una puerta de avión.
En marzo, el fabricante no logró superar más de un tercio de las auditorías de producción realizadas por la Administración Federal de Aviación de EE.UU. (FAA, por sus siglas en inglés), y a finales de mayo el regulador encontró una falla potencial en 292 aviones Boeing que podría haber causado incendios en los tanques de combustible.
Desde principios de año, la FAA ha recibido más de 200 informes de fallos en materia de seguridad que incluyen una mala gestión de las piezas, fabricación deficiente e inspecciones descuidadas.
"Hay tanto caos en esa fábrica que hay una desesperación por conseguir piezas, porque tenemos problemas con nuestros proveedores de piezas. Por lo tanto, para poder construir el avión y entregarlo a tiempo, creo que, por desgracia, algunas de esas piezas se reciclaron para volver a incorporarlas a los aviones, para poder seguir fabricando el avión y no detener la producción", afirmó a principios de diciembre Sam Mohawk, inspector de calidad de la compañía, en una entrevista concedida a CBS.
Una "ruleta rusa"
Mohawk empezó a notar problemas durante la pandemia de covid-19, cuando Boeing enfrentó problemas con la cadena de suministro. Según el experto, algunos empleados de la empresa sacaban "repetidamente" piezas defectuosas de la llamada "cárcel de piezas", donde se supone que estos componentes deben estar bajo llave para asegurar que no regresen a una aeronave.
"Esto podría provocar un evento catastrófico. Puede que no suceda en el primer año, pero con el tiempo no durarán tanto como se espera. Es como la ruleta rusa. No sabes si va a caer o no", advirtió Mohawk. "Nos faltan miles de piezas", remarcó el inspector, precisando que no se trata solo de tornillos, sino también de timones, una de las herramientas principales para dirigir una aeronave.
"Hasta que alguien muera"
Por su parte, Craig Garriott, otro informante que ha trabajado durante casi tres décadas en la empresa, reveló entre 300 y 400 infracciones de seguridad durante el último año. Estas van desde extintores y alarmas de incendio obstruidos hasta preocupaciones sobre maquinaria pesada que bloquea las salidas y atrapa a los trabajadores en ciertas partes de la fábrica.
En este contexto, Garriott recordó cómo un satélite de cuatro toneladas con un valor estimado en cientos de millones de dólares se estrelló contra el suelo de la fábrica porque no estaba debidamente asegurado, un incidente tan catastrófico que lo comparó con "un avión que cae del cielo". "Una persona estaba debajo de ese satélite y apenas logró salir", contó, agregando que "es lo peor que puede pasar en una obra".
"[Los gerentes] han dejado de centrarse en la calidad y en las personas que trabajan en la planta y ahora se han centrado por completo en las ganancias y en avanzar rápido", criticó Garriott. "Me temo que, con Boeing en las manos en las que está ahora aquí, no me van a escuchar hasta que alguien muera", lamentó.
Al mismo tiempo, la producción de Boeing se ha visto afectada por acontecimientos mundiales como el conflicto ucraniano, que interrumpió el suministro de titanio, ya que la mayor parte del suministro mundial proviene de Rusia, explicó Kevin Michaels, experto en la cadena de suministro de la industria y fundador de la consultora Aerodynamic Advisory. Según destaca, el titanio se utiliza ampliamente en aviones de fuselaje ancho, y su escasez sería aún mayor si no fuera por el bajo volumen actual de producción de las aeronaves de este tipo.
Además, en septiembre, los trabajadores de montaje de aviones de fábricas de Boeing próximas a Seattle (Washington) declararon una huelga, la primera desde 2008, que resultó en la oferta de un nuevo convenio laboral con un aumento salarial del 38 % en cuatro años y mayores contribuciones a la jubilación.
El paro llevó a una pérdida diaria de ingresos de unos 100 millones de dólares, según varias estimaciones. Asimismo, paralizó la producción del modelo más vendido de la compañía, el 737 Max, así como la del avión comercial 777 y la del de carga 767.
La semana pasada, Reuters informó de la restauración de la fabricación de los 737 Max. "Poner en marcha de nuevo la línea de producción del 737 MAX es esencial para la recuperación del fabricante de aviones, que está muy endeudado", subraya la agencia.
Asimismo, para racionalizar la empresa y frenar sus pérdidas financieras, Boeing exploró en octubre la posible venta de su negocio de la NASA, incluido el vehículo espacial Starliner y las operaciones que respaldan la Estación Espacial Internacional.