El submarino soviético que estableció un récord que nadie puede superar
Los submarinos de ataque modernos sigilosos constituyen un recurso de las Armadas de las potencias mundiales, ya que pueden navegar sigilosamente mientras portan sus poderosos torpedos y misiles, capaces de hundir varios buques de superficie y objetivos en tierra. Sin embargo, la velocidad es otro aspecto de enorme importancia, ya que les permite tanto perseguir objetivos como escapar de ellos.
En plena Guerra Fría, en la URSS, se creó un sumergible con una velocidad de un récord que aún no se ha superado. En 1970, el submarino nuclear experimental K-222 del proyecto 661 Anchar aceleró bajo el agua a casi 45 nudos (83 kilómetros por hora).
Sin embargo, a pesar de las pruebas exitosas, este barco de propulsión nuclear no entró en producción. ¿Por qué la Armada soviética abandonó un proyecto tan promisorio?
Tecnologías futuristas
Concebido como una serie de sumergibles que pudieran cazar un grupo de portaviones de EE.UU., el proyecto 661 comenzó a finales de los años 50. A los desarrolladores se les prohibió utilizar como base la tecnología, los equipos y los sistemas de automatización existentes. Los ingenieros de Malajit de San Petersburgo (entonces Lelingrado) barajaban tres opciones de material para su casco: aluminio, acero y titanio, prefiriendo al final el último.
"El titanio no es magnético y pesa la mitad que el acero; con el mismo espesor, con este metal ganamos peso", explicó Radiy Shmákov uno de los responsables de los primeros proyectos soviéticos de submarinos de propulsión nuclear, citado por RIA Novosti.
En cuanto al armamento, se ubicaron cinco contenedores con misiles antibuque Ametist, el primer sistema de misiles del mundo lanzado desde un submarino sumergido. Los misiles se lanzaban desde una profundidad de 30 metros y alcanzaron objetivos a una distancia de hasta 70 kilómetros. Anchar podría realizar un ataque masivo con esos proyectiles en dos salvas con un intervalo de tres minutos.
El submarino más rápido
Durante las pruebas celebradas en diciembre de 1970, al alcanzar la potencia de los reactores nucleares al 97%, el Anchar alcanzó una velocidad de 44,7 nudos (más de 82 kilómetros por hora), siendo la máxima, de solo 38 nudos, que la de cualquier torpedo de la época.
La velocidad máxima de los submarinos modernos de esta clase no supera los 35 nudos. Sin embargo, la rapidez del K-222 tuvo efectos secundarios. Así, a 35 nudos, el ruido en el compartimento del puesto de control central del submarino nuclear alcanzó los 100 decibeles, comparable al aullido de una sirena.
El flujo turbulento a lo largo de los lados creó un estruendo casi de un avión. De esta manera, el submarino nuclear perdió la principal ventaja de esas naves: el sigilo.
Sin embargo, la enorme superioridad en velocidad permitió que el submarino nuclear ocupara rápidamente cualquier posición conveniente para disparar misiles de crucero, siendo capaz de evitar fácilmente los torpedos enemigos.
Problemas y experiencia de operación
Debido a la complejidad del proyecto, la construcción del primer barco de propulsión nuclear de titanio llevó diez años. Además, su construcción se vio afectada por las demoras en el suministro de titanio y componentes, la dificultad para instalar los sistemas a bordo y numerosos retrasos asociados con la adopción de un nuevo sistema de misiles. El Anchar pasó a formar parte de la Flota del Norte de la URSS en enero 1970.
Estaba previsto que la flota recibiera diez submarinos de este tipo, pero solo uno fue completado y puesto en servicio, ya que el Anchar resultó ser demasiado caro. Según diversas estimaciones, su coste rondaba los 2.000 millones de rublos.
Además, la operación de prueba reveló graves deficiencias del sistema de misiles, numerosos defectos del equipo, poca fiabilidad de los componentes de la nave y dificultades de mantenimiento. Finalmente, se consideró inadecuado desarrollar una versión modernizada.