Exasesor del papa Francisco es condenado a prisión por una millonaria malversación de fondos en un proceso sin precedentes
El Tribunal Penal del Vaticano condenó este sábado a un reconocido cardenal italiano a 5 años y medio de prisión por malversación de fondos, en un polémico caso que sacó a la luz las oscuras operaciones financieras de la Santa Sede.
Angelo Becciu, de 75 años, el primer cardenal procesado por el Tribunal Penal, fue juzgado junto a otros nueve acusados que recibieron un resultado mixto de algunos veredictos de culpabilidad y muchas absoluciones de los casi 50 cargos presentados contra ellos durante un juicio que duró cerca de 2 años y medio.
El papa Francisco modificó la legislación vaticana para permitir que el cardenal Becciu fuera juzgado por un tribunal penal en lugar de permitir que lo juzgaran sus pares cardenales. Como informa el New York Times, el precedente histórico más reciente se remonta al siglo XVI.
En su día, Becciu era una de las figuras más poderosas del Vaticano, hasta 2018 fue subsecretario de Estado de la Santa Sede, un equivalente al jefe de gabinete papal. En este puesto gozaba de privilegios para ver al Francisco cuando lo necesitaba e incluso se le señalaba como posible futuro papa, según recoge CNN.
El caso
El juicio estaba centrado en la inversión de 350 millones de euros (381 millones de dólares) realizada por la Secretaría de Estado del Vaticano para convertir un antiguo almacén en apartamentos de lujo en Londres entre los años 2014 y 2018. Entre los acusados se incluyen otros cuatro exfuncionarios del Vaticano y empresarios italianos que manejaron las inversiones en la capital británica.
Los fiscales alegaron que los purpurados y agentes del Vaticano robaron a la Santa Sede decenas de millones de euros en honorarios y comisiones y luego la extorsionaron por 15 millones de euros (16 millones de dólares) para que cediera el control del edificio. El tribunal también ordenó que se les confiscaran 166 millones de euros (181 millones de dólares) y el pago de daños civiles a las oficinas del Vaticano por valor de 200 millones de euros (218 millones de dólares).
Malversación de fondos
Becciu fue declarado culpable de malversación derivada de la inversión original del Vaticano de 200 millones de euros en un fondo que invirtió en la propiedad londinense. El tribunal determinó que el derecho canónico prohibía utilizar bienes de la Iglesia en una inversión tan especulativa. El cardenal se enfrentaba a penas de hasta 7 años de prisión.
De igual forma, el cardenal fue condenado por malversación por la donación de 125.000 euros (136.356 dólares) de dinero de la Santa Sede a una organización benéfica dirigida por su hermano en Cerdeña (Italia) y por utilizar dinero del Vaticano para pagar a Cecilia Marogna por sus servicios de inteligencia. Los fiscales rastrearon unos 575.000 euros (627.238 dólares) en transferencias bancarias desde el Vaticano a una sociedad pantalla eslovena propiedad de Marogna y afirmaron que esta utilizó el dinero para comprar artículos de lujo y financiar vacaciones.
Becciu aseguró creer que el dinero era para pagar a una empresa de seguridad británica para negociar la liberación de Gloria Narváez, una monja colombiana tomada como rehén por militantes islámicos en Malí en el 2017. El cardenal afirmó que el papa Francisco lo autorizó para liberar a la monja, una declaración qué causó controversia, ya que se desconocía que el Vaticano estuviera dispuesto a pagar un rescate a militantes vinculados a Al Qaeda.
A pesar de que el proceso fue visto inicialmente como una señal de las reformas financieras de Francisco y de su voluntad de tomar medidas enérgicas contra las acusaciones de corrupción en el Vaticano, tuvo un giro inesperado para la Santa Sede, asestando un duro golpe a la reputación de la Iglesia y del propio papa.