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A mediados de septiembre el gigante energético ruso Gazprom comunicó sobre el primer envío de gas natural licuado (GNL) de su producción por la Ruta Marítima del Norte (SMP, por sus siglas en ruso).

La noticia de la entrega de este cargamento, que llegó a la terminal receptora china de Tangshan, refleja la importancia estratégica de esta vía, la más corta para el transporte de cargas entre Asia y Europa, que podría reorganizar toda la logística global por su potencial como una ruta alternativa de navegación.

Reducción
de costos

La expedición dirigida en 1932 por el explorador soviético Otto Shmidt podría considerarse como la 'inauguración oficial' de la Ruta Marítima del Norte. Completó todo el trayecto en una sola temporada de navegación, es decir, cuando el agua no está cubierta de hielo. A los investigadores soviéticos les llevó dos meses para cruzar la ruta a bordo del rompehielos a vapor Alexánder Sibiryakov, que zarpó desde el puerto de Arjánguelsk, en el mar Blanco, hacia el estrecho de Bering, en el Lejano Oriente.

En agosto de 1933, otra expedición bajo el mando de Otto Schmidt emprendió una travesía por la Ruta Marítima del Norte a bordo del barco de vapor Cheluskin a fin de demostrar que las embarcaciones no rompehielos pueden navegar por la ruta.

Aunque para primeros de noviembre los exploradores habían cubierto casi toda la distancia, el Cheluskin quedó atrapado en una banquisa o capa de hielo flotante y acabó hundiéndose en febrero de 1934, aplastado por el hielo en el mar de Chukotka. Los integrantes de la expedición lograron escapar, levantaron un campamento y pudieron habilitar una pista improvisada hasta que fueron rescatados por vía aérea. Aunque el Cheluskin no logró salir al Pacífico, cumplió con el objetivo principal de la misión: demostrar la transitabilidad de la SMP.

La longitud de la SMP es de unos 5.600 kilómetros, si se calcula desde el estrecho de Kara, al noroeste de Rusia, hasta la bahía de Providéniya, en la región rusa de Chukotka. Si calculamos la distancia entre el puerto ruso de Múrmansk y el de Yokohama, en Japón, el recorrido es de 5.770 millas náuticas o unos 10.680 kilómetros. Este trayecto es mucho menor que la ruta por el océano Índico y el posterior paso por el canal de Suez.

Según las estimaciones, cruzar la Ruta Marítima del Norte a una velocidad media de entre 5 y 13 nudos, sin paradas, toma entre 7 y 15 días, casi la mitad del tiempo que se tarda por el canal de Suez. Esto, a su vez, permite un ahorro de combustible y una reducción de los costos de flete.

Una ruta cubierta de hielo

Uno de los desafíos que presenta la SMP son las capas de hielo polar que, en los últimos años, han ido disminuyendo por los efectos del cambio climático y el calentamiento global. Pese al derretimiento, la navegación a través de esta ruta sin la ayuda de rompehielos se realiza solo entre 2 y 4 meses al año.

Además, no todas las embarcaciones pueden navegar por esta vía marítima y una vez que la superficie está cubierta de hielo, el tráfico es posible únicamente con ayuda de los rompehielos que guían las caravanas comerciales.

Los rompehielos
más grandes
y potentes
del mundo

Rusia cuenta con una flota de rompehielos que es considerada como la más grande y potente del mundo. Además de rompehielos convencionales, Moscú cuenta con este tipo de buques a propulsión nuclear.

Asimismo, para reemplazar las embarcaciones viejas y desgastadas, Moscú impulsó la construcción de rompehielos a propulsión nuclear del proyecto 22220, los más potentes del mundo, capaces de romper hielo de hasta casi tres metros de espesor.

Los dos primeros navíos de esta serie, Árktika y Sibir, ya están en servicio. Mientras que el rompehielos Ural engrosó la flota de Rosatom en noviembre pasado y en agosto atracó en el muelle de los Astilleros del Báltico, en San Petersburgo, para someterse a reparaciones programadas.

Se espera que el buque Yakutia entre en servicio en 2024, al tiempo que se está ensamblando un tercer rompehielos, Chukotka, que en 2026 formará parte de la flota rusa del Ártico. Asimismo, hay contratos vigentes para la construcción de otros dos rompehielos más del proyecto 22220, cuya entregara está programada para 2028 y 2030, respectivamente.

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Estándares
ecológicos

Estos barcos también se caracterizan por sus altos estándares ecológicos, puesto que arrojan a la atmósfera una cantidad muy reducida de emisiones nocivas en comparación con otras embarcaciones. Un rompehielos del proyecto 22220 emite solamente medio kilo de carbono negro al año, 100.000 veces menos que las emisiones de una caldera de carbón convencional.

Por otra parte, en el Lejano Oriente ruso se está construyendo el rompehielos a propulsión nuclear Rossiya, del proyecto 10510. Tras su entrega, programada para 2027, se convertirá en el más grande y potente de su clase, con capacidad para romper hielo de más de 4 metros de grosor.

En total, está previsto que para 2030 Rusia disponga de 14 rompehielos, nueve de propulsión nuclear y cinco convencionales. Con el fin de garantizar la navegación durante todo el año en la región oriental de la SMP, se planea desplegar cinco buques de propulsión nuclear a una distancia aproximada de 500 millas náuticas (unos 926 kilómetros) entre cada uno.

La apuesta
de Rusia

La apuesta de Rusia por impulsar el comercio a través de la Ruta Marítima del Norte se debe a su posición geográfica, dado que su zona costera en el Ártico se extiende por unos 20.000 kilómetros y la vía marítima de la SMP atraviesa la zona exclusiva económica del país.

Además, la SMP da acceso a los ricos recursos energéticos existentes en el océano Ártico y a los yacimientos en Siberia. Se estima que el Ártico conserva el 22 % de las reservas no exploradas de gas y petróleo. Esto ha generado reclamos territoriales por parte de países como Canadá, EE.UU., Dinamarca, Noruega, Islandia y Rusia.

Algunas naciones incluso han enmendado sus políticas de fronteras de zonas económicas en el Ártico, mientras que Estados como China, la India o Japón, que no tienen acceso directo a la región, también muestran interés por aprovechar los recursos energéticos.

Sin embargo, Moscú no se guía exclusivamente por las perspectivas de obtener más ingresos por el tránsito de barcos de carga a través de la ruta o explotar su potencial energético. Varios ríos desembocan en el océano Ártico y la SMP facilita el transporte de mercancías de primera necesidad hacia las ciudades rusas que se encuentran en la costa ártica. Para muchas regiones norteñas del país, la vía marítima es la única alternativa viable a los costosos viajes aéreos.

Impulsar el
comercio

Pese a las sanciones occidentales, Rusia ha logrado aumentar el volumen de las mercancías transportadas a través de la SMP, que el año pasado llegó a 34.034 millones de toneladas, superando así el resultado de 2021 en un 3 %, según los datos de la compañía estatal Rosatom, que gestiona la flota de rompehielos nucleares del país.

El crecimiento ha sido posible, en gran medida, gracias a los contratos firmados por las compañías rusas con las navieras que operan en esta ruta, ante el desplome del tránsito de cargas internacionales desde y hacia Rusia a través de esta vía. Los acuerdos vinculantes ya firmados contemplan suministros por alrededor de 30 millones de toneladas durante este año y al menos 71 millones en 2024.

Planes para aumentar
los volúmenes
de carga transportada:
80 millones de toneladas
2024
150 millones de toneladas
2030
220 millones de toneladas
2034

También se prevé redirigir parte del transporte del crudo, que los gigantes energéticos rusos extraen del Ártico, desde las vías de navegación occidentales hacia la Ruta Marítima del Norte. Rusia ya ha empezado a implementar el plan, transportando petróleo desde sus puertos en el mar Báltico hacia las refinerías del norte de China, recortando el tiempo de viaje hasta en dos semanas en comparación con la ruta tradicional que rodea Europa y atraviesa el canal de Suez y el estrecho de Malaca.

Otra opción para aumentar el flujo de mercancías por la SMP es enviar las exportaciones rusas de productos como carbón, madera aserrada y granos a los países del sudeste asiático. Para concretar esta iniciativa, el Ministerio de Transporte de Rusia ha propuesto, inicialmente, transportar las cargas por diferentes arterias fluviales hasta el puerto marítimo de Dudinka, en la región siberiana de Krasnoyarsk, para su posterior transbordo a buques más grandes que se encargarán de llevar los cargamentos por la Ruta Marítima del Norte.

Con todas estas iniciativas, Moscú pretende aumentar el flujo de mercancías a través de esta vía marítima a más de 200 millones de toneladas para el año 2035. Esto, a su vez, permitiría generar 31,5 billones de rublos (casi de 340.000 millones de dólares) en concepto de valor añadido y más de 13,2 billones de rublos (más de 140.000 millones de dólares) para las arcas públicas por impuestos.

Para asegurar estos planes, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, propuso a mediados de septiembre duplicar para el año 2030 las capacidades portuarias en la región del Ártico ruso. Según el mandatario, si el año pasado el flujo de mercancías fue de 123 millones de toneladas, para finales de esta década debería llegar al nivel de 252 millones de toneladas, lo que se pretende alcanzar con el levantamiento de nuevas terminales y la ampliación de los accesos ferroviarios.

El desafío
de las
sanciones

Los planes de Rusia de impulsar el comercio a través de esta vía marítima no deben percibirse como una respuesta a las sanciones de Occidente, porque se trata de una ruta global, aseveró el ministro ruso para el Desarrollo del Lejano Oriente y el Ártico, Alexéi Chekunkov, en declaraciones a RT en inglés.

"La Ruta Marítima del Norte ya se ha convertido en una arteria internacional de pleno derecho; ya puede considerarse un corredor mundial de transporte. Gran parte de la economía mundial depende de ella; todos los países que reciben nuestro gas natural licuado, incluidos los actualmente considerados 'inamistosos'", señaló.

El ministro afirmó que Moscú ya ha logrado sustituir "la mayoría" de los equipos que se usan en la construcción de buques de clase hielo con componentes nacionales, mientras que la producción de rompehielos ya es de cerca del 100 % nacional. No obstante, subrayó que, aunque la infraestructura de la ruta "seguirá siendo de origen ruso", algunas tecnologías pueden ser importadas desde países "amistosos".

Chekunkov aseguró que se planea construir más de 100 buques de clase hielo hasta 2030 y ya hay varias propuestas de cooperación desde el extranjero, sobre todo por parte de la India. En particular, el país asiático ya propuso construir conjuntamente rompehielos convencionales en astilleros indios.

A mediados de septiembre el gigante energético ruso Gazprom comunicó sobre el primer envío de gas natural licuado (GNL) de su producción por la Ruta Marítima del Norte (SMP, por sus siglas en ruso).

La noticia de la entrega de este cargamento, que llegó a la terminal receptora china de Tangshan, refleja la importancia estratégica de esta vía, la más corta para el transporte de cargas entre Asia y Europa, que podría reorganizar toda la logística global por su potencial como una ruta alternativa de navegación.

Reducción
de costos

La expedición dirigida en 1932 por el explorador soviético Otto Shmidt podría considerarse como la 'inauguración oficial' de la Ruta Marítima del Norte. Completó todo el trayecto en una sola temporada de navegación, es decir, cuando el agua no está cubierta de hielo. A los investigadores soviéticos les llevó dos meses para cruzar la ruta a bordo del rompehielos a vapor Alexánder Sibiryakov, que zarpó desde el puerto de Arjánguelsk, en el mar Blanco, hacia el estrecho de Bering, en el Lejano Oriente.

En agosto de 1933, otra expedición bajo el mando de Otto Schmidt emprendió una travesía por la Ruta Marítima del Norte a bordo del barco de vapor Cheluskin a fin de demostrar que las embarcaciones no rompehielos pueden navegar por la ruta.

Aunque para primeros de noviembre los exploradores habían cubierto casi toda la distancia, el Cheluskin quedó atrapado en una banquisa o capa de hielo flotante y acabó hundiéndose en febrero de 1934, aplastado por el hielo en el mar de Chukotka. Los integrantes de la expedición lograron escapar, levantaron un campamento y pudieron habilitar una pista improvisada hasta que fueron rescatados por vía aérea. Aunque el Cheluskin no logró salir al Pacífico, cumplió con el objetivo principal de la misión: demostrar la transitabilidad de la SMP.

La longitud de la SMP es de unos 5.600 kilómetros, si se calcula desde el estrecho de Kara, al noroeste de Rusia, hasta la bahía de Providéniya, en la región rusa de Chukotka. Si calculamos la distancia entre el puerto ruso de Múrmansk y el de Yokohama, en Japón, el recorrido es de 5.770 millas náuticas o unos 10.680 kilómetros. Este trayecto es mucho menor que la ruta por el océano Índico y el posterior paso por el canal de Suez.

Según las estimaciones, cruzar la Ruta Marítima del Norte a una velocidad media de entre 5 y 13 nudos, sin paradas, toma entre 7 y 15 días, casi la mitad del tiempo que se tarda por el canal de Suez. Esto, a su vez, permite un ahorro de combustible y una reducción de los costos de flete.

Una ruta cubierta de hielo

Uno de los desafíos que presenta la SMP son las capas de hielo polar que, en los últimos años, han ido disminuyendo por los efectos del cambio climático y el calentamiento global. Pese al derretimiento, la navegación a través de esta ruta sin la ayuda de rompehielos se realiza solo entre 2 y 4 meses al año.

Además, no todas las embarcaciones pueden navegar por esta vía marítima y una vez que la superficie está cubierta de hielo, el tráfico es posible únicamente con ayuda de los rompehielos que guían las caravanas comerciales.

Los rompehielos
más grandes
y potentes
del mundo

Rusia cuenta con una flota de rompehielos que es considerada como la más grande y potente del mundo. Además de rompehielos convencionales, Moscú cuenta con este tipo de buques a propulsión nuclear.

Asimismo, para reemplazar las embarcaciones viejas y desgastadas, Moscú impulsó la construcción de rompehielos a propulsión nuclear del proyecto 22220, los más potentes del mundo, capaces de romper hielo de hasta casi tres metros de espesor.

Los dos primeros navíos de esta serie, Árktika y Sibir, ya están en servicio. Mientras que el rompehielos Ural engrosó la flota de Rosatom en noviembre pasado y en agosto atracó en el muelle de los Astilleros del Báltico, en San Petersburgo, para someterse a reparaciones programadas.

Se espera que el buque Yakutia entre en servicio en 2024, al tiempo que se está ensamblando un tercer rompehielos, Chukotka, que en 2026 formará parte de la flota rusa del Ártico. Asimismo, hay contratos vigentes para la construcción de otros dos rompehielos más del proyecto 22220, cuya entregara está programada para 2028 y 2030, respectivamente.

image-1 image-1
Estándares
ecológicos

Estos barcos también se caracterizan por sus altos estándares ecológicos, puesto que arrojan a la atmósfera una cantidad muy reducida de emisiones nocivas en comparación con otras embarcaciones. Un rompehielos del proyecto 22220 emite solamente medio kilo de carbono negro al año, 100.000 veces menos que las emisiones de una caldera de carbón convencional.

Por otra parte, en el Lejano Oriente ruso se está construyendo el rompehielos a propulsión nuclear Rossiya, del proyecto 10510. Tras su entrega, programada para 2027, se convertirá en el más grande y potente de su clase, con capacidad para romper hielo de más de 4 metros de grosor.

En total, está previsto que para 2030 Rusia disponga de 14 rompehielos, nueve de propulsión nuclear y cinco convencionales. Con el fin de garantizar la navegación durante todo el año en la región oriental de la SMP, se planea desplegar cinco buques de propulsión nuclear a una distancia aproximada de 500 millas náuticas (unos 926 kilómetros) entre cada uno.

La apuesta
de Rusia

La apuesta de Rusia por impulsar el comercio a través de la Ruta Marítima del Norte se debe a su posición geográfica, dado que su zona costera en el Ártico se extiende por unos 20.000 kilómetros y la vía marítima de la SMP atraviesa la zona exclusiva económica del país.

Además, la SMP da acceso a los ricos recursos energéticos existentes en el océano Ártico y a los yacimientos en Siberia. Se estima que el Ártico conserva el 22 % de las reservas no exploradas de gas y petróleo. Esto ha generado reclamos territoriales por parte de países como Canadá, EE.UU., Dinamarca, Noruega, Islandia y Rusia.

Algunas naciones incluso han enmendado sus políticas de fronteras de zonas económicas en el Ártico, mientras que Estados como China, la India o Japón, que no tienen acceso directo a la región, también muestran interés por aprovechar los recursos energéticos.

Sin embargo, Moscú no se guía exclusivamente por las perspectivas de obtener más ingresos por el tránsito de barcos de carga a través de la ruta o explotar su potencial energético. Varios ríos desembocan en el océano Ártico y la SMP facilita el transporte de mercancías de primera necesidad hacia las ciudades rusas que se encuentran en la costa ártica. Para muchas regiones norteñas del país, la vía marítima es la única alternativa viable a los costosos viajes aéreos.

Impulsar el
comercio
80 millones de toneladas
2024
150 millones de toneladas
2030
220 millones de toneladas
2034

Pese a las sanciones occidentales, Rusia ha logrado aumentar el volumen de las mercancías transportadas a través de la SMP, que el año pasado llegó a 34.034 millones de toneladas, superando así el resultado de 2021 en un 3 %, según los datos de la compañía estatal Rosatom, que gestiona la flota de rompehielos nucleares del país.

El crecimiento ha sido posible, en gran medida, gracias a los contratos firmados por las compañías rusas con las navieras que operan en esta ruta, ante el desplome del tránsito de cargas internacionales desde y hacia Rusia a través de esta vía. Los acuerdos vinculantes ya firmados contemplan suministros por alrededor de 30 millones de toneladas durante este año y al menos 71 millones en 2024.

También se prevé redirigir parte del transporte del crudo, que los gigantes energéticos rusos extraen del Ártico, desde las vías de navegación occidentales hacia la Ruta Marítima del Norte. Rusia ya ha empezado a implementar el plan, transportando petróleo desde sus puertos en el mar Báltico hacia las refinerías del norte de China, recortando el tiempo de viaje hasta en dos semanas en comparación con la ruta tradicional que rodea Europa y atraviesa el canal de Suez y el estrecho de Malaca.

Otra opción para aumentar el flujo de mercancías por la SMP es enviar las exportaciones rusas de productos como carbón, madera aserrada y granos a los países del sudeste asiático. Para concretar esta iniciativa, el Ministerio de Transporte de Rusia ha propuesto, inicialmente, transportar las cargas por diferentes arterias fluviales hasta el puerto marítimo de Dudinka, en la región siberiana de Krasnoyarsk, para su posterior transbordo a buques más grandes que se encargarán de llevar los cargamentos por la Ruta Marítima del Norte.

Con todas estas iniciativas, Moscú pretende aumentar el flujo de mercancías a través de esta vía marítima a más de 200 millones de toneladas para el año 2035. Esto, a su vez, permitiría generar 31,5 billones de rublos (casi de 340.000 millones de dólares) en concepto de valor añadido y más de 13,2 billones de rublos (más de 140.000 millones de dólares) para las arcas públicas por impuestos.

Para asegurar estos planes, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, propuso a mediados de septiembre duplicar para el año 2030 las capacidades portuarias en la región del Ártico ruso. Según el mandatario, si el año pasado el flujo de mercancías fue de 123 millones de toneladas, para finales de esta década debería llegar al nivel de 252 millones de toneladas, lo que se pretende alcanzar con el levantamiento de nuevas terminales y la ampliación de los accesos ferroviarios.

El desafío
de las
sanciones

Los planes de Rusia de impulsar el comercio a través de esta vía marítima no deben percibirse como una respuesta a las sanciones de Occidente, porque se trata de una ruta global, aseveró el ministro ruso para el Desarrollo del Lejano Oriente y el Ártico, Alexéi Chekunkov, en declaraciones a RT en inglés.

"La Ruta Marítima del Norte ya se ha convertido en una arteria internacional de pleno derecho; ya puede considerarse un corredor mundial de transporte. Gran parte de la economía mundial depende de ella; todos los países que reciben nuestro gas natural licuado, incluidos los actualmente considerados 'inamistosos'", señaló.

El ministro afirmó que Moscú ya ha logrado sustituir "la mayoría" de los equipos que se usan en la construcción de buques de clase hielo con componentes nacionales, mientras que la producción de rompehielos ya es de cerca del 100 % nacional. No obstante, subrayó que, aunque la infraestructura de la ruta "seguirá siendo de origen ruso", algunas tecnologías pueden ser importadas desde países "amistosos".

Chekunkov aseguró que se planea construir más de 100 buques de clase hielo hasta 2030 y ya hay varias propuestas de cooperación desde el extranjero, sobre todo por parte de la India. En particular, el país asiático ya propuso construir conjuntamente rompehielos convencionales en astilleros indios.