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El juego a varias bandas de Feijóo para lograr una investidura casi imposible en España

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El líder conservador le ofreció al presidente Pedro Sánchez que le permita gobernar sin depender de los independistas catalanes y vascos, pero a la vez busca a estas fuerzas para reunir los apoyos suficientes.
El juego a varias bandas de Feijóo para lograr una investidura casi imposible en España

El conservador Alberto Núñez Feijóo ha dejado claro que no piensa tirar la toalla en la tarea casi imposible que le encargó la semana pasada el rey Felipe VI: intentar la investidura a finales de septiembre como líder del partido más votado en las elecciones del 23 de julio.

En la recta final de la campaña, cuando ya sabía que no lograría la mayoría absoluta, se enzarzó en una estrategia 'atrapalotodo': sin distanciarse excesivamente del ultraderechista Vox, su aliado incómodo y necesario, intentó un giro al centro político en busca de los indecisos y los votantes descontentos del socialista PSOE (del presidente en funciones, Pedro Sánchez) y de otras formaciones para evitar, según él, tener que gobernar justamente con la formación de Santiago Abascal, considerada abiertamente racista, machista y antieuropeista.

Pese a que no le funcionó, el líder del Partido Popular (PP) ha vuelto a la carga con un esquema similar: jugar a varias bandas, sabiendo que tiene 172 votos asegurados (los 137 del PP, los 33 de Vox, uno de UPN y uno de Coalición Canaria) y está a cuatro de los 176 necesarios para formar mayoría en el Congreso para ser investido.

El intento de investidura se realizará el 26 y 27 de septiembre. Si no consigue los respaldos que le faltan, la votación se repetirá 48 horas después y entonces solo necesitará mayoría simple, es decir, más síes que noes. Ahí entrarían en juego las abstenciones, pero en ese caso el juego es aún más complicado.

Si fracasa, deberá intentar la investidura Sánchez, quien a priori lo tiene un poco más fácil.

"Para proteger al Estado"

El miércoles, después de meses dando por hecho que iba a "derogar el sanchismo", se reunió con su adversario, que salió mucho mejor parado en los comicios de lo que auguraban los sondeos. Le pidió que, como líder de la segunda fuerza más votada, se abstuviera para dejarle gobernar a cambio de una legislatura corta, de dos años, y la firma de seis grandes acuerdos de Estado.

Todo para "proteger al Estado" de las exigencias del independentismo catalán, cuyos partidos, ERC y Junts per Catalunya –sobre todo este último, del expresidente autoexiliado Carles Puigdemont–, tienen la llave de la gobernabilidad con siete diputados cada uno.

Y también para restar poder a los independentistas y nacionalistas vascos y gallegos.

"Una pantomima"

El rechazo del PSOE a su inédita propuesta no se hizo esperar. "¿Qué nos está ofreciendo, un pacto con Vox para derogar el 'sanchismo' en dos años?", ironizó tras la reunión su portavoz, Pilar Alegría, que acusó al líder popular de querer "salvar su pellejo".

Este jueves, la vicepresidente primera del Gobierno, Nadia Calviño, dijo que ese propuesta parecía "una pantomima".

"Daría para un vodevil si no fuera un tema tan serio. ¿Qué quiere hacer en dos años? ¿Cuál es la agenda de un partido quiere derogar todo lo que ha hecho el otro partido? No estamos para perder el tiempo", dijo en una entrevista con la cadena SER.

"Derogar el sanchismo con Sánchez"

El PP intentó también justificar su propuesta este jueves. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, aseguró que Feijóo "es la garantía de que España no se desguace por cuatro votos", pero cuestionó que haya querido "apelar de manera bisoña a un partido cuyos principios se esfumaron".

Por su parte, el vicesecretario del PP, Borja Sémper, dijo que el acuerdo planteado por Feijóo es "derogar el sanchismo".

"Que el PSOE pactara con el PP antes que con los independentistas sería una forma de derogar el Sanchismo", aseguró.

Negociar con los enemigos de España

Pero al mismo tiempo, el líder del PP no descarta negociar, en su ronda de contactos con las diferentes organizaciones políticas, con la formación de Puigdemont, actualmente el mayor enemigo de la unidad de España y al que Feijóo no ha dejado de atacar desde el referéndum ilegal de independencia y el fallido intento de secesión de Catalunya (nordeste) en 2017.

Por ahora, Puigdemont no le ha dicho explícitamente que no quiere negociar, pero este jueves deslizó que su partido no está en negociaciones con nadie y que el próximo martes fijará sus condiciones de cara a la investidura.

Pero las exigencias que ha dejado entrever a cambio de su apoyo o abstención, son muy altas. Entre ellas figuran la amnistía para todos los procesados tras el fallido intento de secesión, algo difícil de asumir para Sánchez, con quien deberá negociar si fracasa Feijóo, e inasumible para el líder popular.

"No es mi rival político"

El propio Feijóo, en una entrevista con El Mundo, sostuvo que Junts no es su "rival político e ideológico" y dijo que le ofrecerá, "dentro del respeto a la Constitución, escuchar cuáles son sus reivindicaciones y propuestas".

Además, el líder del PP está detrás del centroderechista Partido Nacionalista Vasco (PNV), una formación que también flirtea con la independencia de esa región del norte de España.

Días atrás, el 'lehendakari' (presidente del Gobierno Vasco) ya dijo que no negociaría con su partido porque "Vox condiciona al PP". Este miércoles, sin embargo, habló con él media hora por teléfono y le emplazó a negociar con los líderes del partido todo lo relativo a la investidura.

Falta por ver cómo se posicionará Vox –a la luz de esas maniobras–, ya que por ahora le ofrece sus votos 'gratis', sin entrar en el gobierno.

Si ningún candidato lograra la investidura, dos meses después de la primera votación en el Hemiciclo, se disolvería el Parlamento y se convocaría una repetición electoral 47 días después, por lo que los nuevos comicios tendrían lugar en enero.

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