¿Otro conflicto armado en Etiopía a la vista?
Nueve meses después de que el Gobierno de Etiopía y las fuerzas rebeldes de la región de Tigray acordaran el pasado noviembre poner fin a su conflicto, que en dos años se cobró decenas de miles de vidas, en la región norteña de Amhara estallaron feroces combates protagonizados por la milicia local Fano y las fuerzas federales.
Esta nueva espiral de tensión en la segunda región más poblada del país llevó al Consejo de Ministros de Etiopía a declarar el 4 de agosto el estado de emergencia y enviar tropas al frente.
¿Por qué luchan?
En las batallas que se libran en las localidades de Amhara, los milicianos luchan por un objetivo ambicioso, nada menos que para deponer el Gobierno del primer ministro del país, Abiy Ahmed. Paradójicamente, la milicia informal Fano —que no tiene una cúpula formal y recluta a voluntarios entre la población— fue un aliado clave de las fuerzas federales durante la guerra en Tigray. Sin embargo, las relaciones entre las dos partes entraron en declive después de que el Gobierno intentara debilitar al grupo.
"Fano, con el apoyo de los agricultores y la población de Amhara, intentará derrotar a las fuerzas de seguridad federales y su alianza y, en última instancia, echar a Abiy del poder".
Es la opinión de Tewodrose Tirfe, el presidente de la Asociación Amhara de América, un grupo de cabildeo que apoya la causa de la milicia Fano, citada por Reuters.
El jefe del Servicio Nacional de Inteligencia y Seguridad de Etiopía, Temesgen Tiruneh, quien supervisa el estado de emergencia en el país, también declaró que el objetivo de Fano es "derrocar al Gobierno regional por la fuerza y luego avanzar hacia el sistema federal".
La agencia intentó obtener comentarios de representantes del primer ministro, del Gobierno de Etiopía y de la milicia Fano, pero ninguna de estas partes ha respondido a las solicitudes.
¿Amenaza a la vista?
De acuerdo con varios analistas, la milicia Fano podría amenazar seriamente al Gobierno etíope si su lucha obtiene un apoyo generalizado, a pesar de que actualmente no está bien equipada ni organizada. "Es poco probable que el Gobierno de Abiy sobreviva a un levantamiento masivo sostenido en la región de Amhara, especialmente dada la creciente crisis política y económica en todo el país", opina Addisu Lashitew, miembro del grupo de expertos Brookings Institution.
Reuters indica, con referencia a los habitantes de Amhara, que en los recientes enfrentamientos la milicia Fano infligió algunas pérdidas a las fuerzas federales, mejor equipadas; al mismo tiempo, Temesgen reconoció este 7 de agosto que los milicianos habían tomado algunas localidades en la región.
No obstante, solo dos días después el Gobierno y habitantes de la región señalaron que el Ejército etíope recuperó varias áreas en la zona. De acuerdo con un comunicado emitido por el Gobierno la noche del miércoles, sus tropas han retomado el control de seis ciudades, incluida la capital regional, Bahir Dar, y la segunda ciudad más grande de Amhara, Gondar. En el comunicado, citado por AP, también se indica que en la zona recuperada se impuso un toque de queda, pero siguen en suspenso los vuelos en el área.
"El pueblo de Amhara no puede soportar otro conflicto"
De acuerdo con los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la región de Amhara casi dos millones de personas necesitan asistencia sanitaria, y la situación se vuelve más compleja por la afluencia de refugiados de la guerra en el vecino Sudán. El conflicto en curso entre el Gobierno federal y la milicia de Fano ha empeorado la situación de seguridad y la humanitaria en esta zona, por lo que el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, advirtió de que "el pueblo de Amhara no puede soportar otro conflicto".
"La OMS hace un llamado a todas las partes en conflicto para que cesen las hostilidades y vuelvan a las conversaciones", declaró durante una rueda de prensa en Ginebra este miércoles.
Por su parte, la Comisión Internacional de Expertos en Derechos Humanos de la ONU anunció este jueves que el estado de emergencia declarado por el Gobierno el 4 de agosto requería la aprobación de la Cámara de Representantes de los Pueblos, en concordancia con la Constitución de Etiopía, y agregó que "los estados de emergencia anteriores han estado acompañados de violaciones a los derechos humanos".
En este sentido, la Comisión ha instado al Gobierno etíope a "adherirse estrictamente [...] a sus obligaciones legales internacionales", e hizo un llamado a todas las partes a respetar los derechos humanos y tomar medidas para priorizar los esfuerzos hacia una resolución pacífica de las diferencias.
Y es que a medida que la situación se vuelve más tensa, la amenaza también pende sobre los Estados vecinos. Etiopía salió recientemente de un conflicto interno en la región de Tigray que provocó devastación, decenas de miles de muertes y el desplazamiento de decenas de miles de personas al este de Sudán, además de atraer tropas de la vecina Eritrea. Su gran tamaño y población convierten a Etiopía en una de las mayores economías de África, en un país con un gran peso en la geopolítica del continente. Y por esta razón sus problemas internos de cualquier naturaleza, ya sean guerras o sequías, traen consecuencias para sus vecinos.