"El ideólogo de las revoluciones de color" revela a bromistas rusos que en Occidente existe división sobre Ucrania
El filósofo y escritor francés Bernard-Henry Lévy admitió que en Occidente hay opiniones opuestas sobre si seguir con la ayuda a Ucrania o ya ha llegado la hora de resolver el conflicto a través de compromisos con Moscú. Así lo dijo en una conversación con los cómicos rusos Vladímir Kuznetsov y Alexei Stoliarov, más conocidos como Vován y Lexus, en un nuevo episodio de sus videos de bromas publicado este miércoles y en el que se hicieron pasar por el expresidente ucraniano Piotr Poroshenko.
Preguntado sobre las actitudes dentro del Gobierno de Francia sobre Ucrania, Lévy afirmó: "El presidente [Emmanuel] Macron está influenciado por muchas opiniones. Algunos abogan firmemente por un apaciguamiento con [el presidente ruso Vladímir] Putin, y otros, yo incluido, abogan por seguir apoyando a Ucrania. Número uno, hasta la victoria. Número dos, lo más rápido posible".
En esta línea, el filósofo enfatizó que su "único objetivo" es convencer a los estadounidenses, franceses y europeos no solo de seguir con el apoyo a Kiev, sino de incrementarlo y proporcionar la asistencia de forma más rápida.
Asimismo, Lévy, descrito por los bromistas rusos como "el ideólogo de las revoluciones de color", comentó que en el círculo del presidente estadounidense Joe Biden también hay personas que apuntan a que ya "llegó la hora de hacer compromisos". "Biden probablemente no piense así. Espero que crea realmente que una derrota de Rusia es necesaria, pero no todos en su entorno piensan así", apuntó el escritor.
Por otra parte, señaló que a través de Internet existen "muchas maneras de enviar buenas ideas, buenos pensamientos" a Rusia para difundirlas entre la población. "[Las autoridades rusas] no podrán bloquear los canales de Telegram. No se puede bloquear todo", aseveró.
Entre las 'víctimas' que se han tragado el anzuelo de Vován y Lexus figura la excanciller alemana, Angela Merkel, el expresidente estadounidense George W. Bush; el ministro de Defensa británico, Ben Wallace; la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, y otros altos cargos occidentales.