La erupción del volcán de Tonga fue la más explosiva del siglo XXI, confirman los científicos
Expertos del Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS, por sus siglas en francés), demostraron la magnitud destructiva provocada por la erupción del volcán submarino Hunga-Tonga-Ha'apai, que tuvo lugar el pasado 15 enero en el archipiélago de Tonga, informó este miércoles la institución científica francesa en un comunicado.
Según los vulcanólogos, la erupción destruyó aproximadamente el 90 % de la isla deshabitada de Hunga-Tonga-Ha’apai, además de originar una columna de cenizas de la mitad del tamaño de Francia.
También señalaron que el fenómeno geológico ocasionó una onda de choque atmosférica, debido al enorme volumen de cenizas y gases que expulsó el volcán, la cual dio la vuelta al globo terráqueo varias veces, así como ondas sísmicas que fueron registradas por los instrumentos geofísicos terrestres y satelitales de las estaciones de monitoreo de todo el mundo.
Diseñando un algoritmo para conocer el poder destructivo
De acuerdo con el estudio, publicado en la revista Geophysical Research Letters, los investigadores diseñaron un algoritmo para identificar y localizar grandes explosiones volcánicas basado en el análisis de datos sísmicos. Empleando esta metodología, fue posible detectar de forma instantánea la erupción del volcán Hunga-Tonga-Ha'apai.
Posteriormente, los científicos analizaron las ondas sísmicas generadas por la explosión volcánica con el objetivo estimar el volumen de ceniza y lava arrojado por el volcán. Este análisis permitió a los autores de la investigación determinar cuánto volumen de material expulsó el volcán de Tonga, que fue de alrededor de 10 kilómetros cúbicos (km3), lo que lo convierte en la mayor erupción explosiva del siglo XXI, equiparable a la fuerza destructiva de la erupción del Monte Pinatubo (Filipinas), en 1991.
Por último, los científicos creen que el algoritmo podría facilitar el estudio de grandes erupciones en zonas remotas, ya que su control reactivo ayudaría a predecir en una hora las áreas que podrían resultar afectadas por la ceniza volcánica, permitiendo cancelar las actividades humanas terrestres y aéreas.
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