Acorazado de EE.UU. contra crucero soviético: ¿quién vencería en una batalla naval épica?
Kyle Mizokami, un experto de la revista 'The National Interest', ha recreado una hipotética batalla en el año 1988 entre el crucero soviético de misiles nucleares pesado Kirov (renombrado Admiral Ushakov) y el acorazado estadounidense USS Iowa (BB-61), una reyerta que él mismo ha denominado "la mayor batalla naval desde la Segunda Guerra Mundial".
El Kírov, construido a finales de los 1980, cuenta con 20 misiles antibuque P-700 Granit, y un sistema antimisiles tierra-aire S-300F y Tor 3K95 de corto, medio y largo alcance. Como último recurso, posee cañones AK-630 y ametralladoras Gatling. Por su parte, el Iowa, diseñado en la década de 1940, es un buque fuertemente blindado y veloz. Cuenta con tres torretas equipadas con cañones de 406 milímetros capaces de alcanzar un blanco a 39 kilómetros con gran variedad de municiones de artillería (estándares, perforantes y cargas nucleares), además de la presencia de los misiles Tomahawk y Harpoon y los sistemas Phalanx CIWS.
Para este duelo, el analista supone que las dos embarcaciones se encuentran a unos 500 kilómetros una de la otra, una ubicación que pone en desventaja al acorazado estadounidense, pues sus armas de largo alcance pierden efectividad a tal distancia. Mientras tanto, el Kírov, tras agotar su dotación de armas ofensivas con sus misiles Granat, retrocede y se prepara para un combate 'cuerpo a cuerpo' en el que sus cañones de 130 milímetros le podrían dar ventaja. No obstante, intentar penetrar la cubierta blindada de su enemigo sería algo arriesgado.
A continuación, Mizokami sugiere que 9 de los 18 misiles P-700 soviéticos impactan en el USS Iowa, dado que este dispone tan solo de dos sistemas antimisiles Phalanx CIWS y un sistema de radar SLQ-32. "Supongamos que dos de las torretas [del USS Iowa] son eliminadas, pero una torreta sigue siendo funcional y los motores están en buen estado. Sus tres cañones de 406 milímetros serían suficientes para destruir al Kírov, pero incluso en circunstancias ideales el Iowa es tan solo medio nudo más rápido", señala el columnista.
En este contexto, Mizokami asume que las posibilidades del buque estadounidense no son muy altas, y la hipotética victoria sería para el crucero soviético. Argumenta que el Iowa tendría que acercarse al menos a 107 kilómetros y hacer uso de sus misiles Harpoon, que muy probablemente no serían problema para la red de defensa del Kírov. Solo una distancia menor a 39 kilómetros significaría la destrucción inminente del buque ruso. Sin embargo, es poco probable que la tripulación soviética permitiera que un enemigo se acercara tanto, concluye el artículo.