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Opinión

La macabra (e interminable) relación entre la OTAN y la ultraderecha del Ejército español

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Imagen ilustrativa

El Ejército español está tan atestado de ultraderechistas que, incluso, un inofensivo vídeo promocional —con la OTAN de por medio— termina por convertirse en una prueba de cargo irrefutable sobre su propia naturaleza. Así, cuando la Armada española fue requerida por la OTAN para enviar un vídeo con el que humanizar la labor de sus militares consideró de lo más natural que el protagonista fuera el teniente de navío Juan Chicharro Sánchez-Agustino. Demasiado natural.

El padre de la criatura

Porque resulta que el teniente de navío Juan Chicharro Sánchez-Agustino es hijo del general de división Juan Chicharro Ortega, antiguo Comandante de Infantería de Marina y actual director de la Fundación Nacional Francisco Franco —cuya mera existencia ya ofrece unas coordenadas inquietantes del vigor de la ultraderecha en España—. Un alto mando militar que, además, fue ayudante de campo del rey Juan Carlos y es primo segundo del político ultraderechista español Javier Ortega Smith. Un cóctel molotov: Armada española, Fundación Nacional Francisco Franco, Monarquía y Vox. Casi nada.

Además, el historial de Juan Chicharro tuvo una coronación escandalosa cuando en el año 2012, siendo todavía militar —en la reserva—, presentó sus credenciales al gran público aseverando que "la patria vale más que la democracia" y justificando una intervención militar en Catalunya. Para él, "el patriotismo es un sentimiento y la Constitución no es más que una ley". Semejantes manifestaciones antidemocráticas no sólo no tuvieron reprensión alguna por parte de la cúpula militar, sino que fueron correspondientemente premiadas.

Así, tras su retirada, tal y como señala en su currículum el propio Juan Chicharro Ortega, colaboró con Eurodefense, un think tank creado por la CEOE, la patronal española, y el ministerio de Defensa, mediante el CESEDEN (Centro de Estudios para la Defensa), que tiene como uno de sus objetivos "profundizar en el seno de la Unión Europea en el concepto de una Europa de la seguridad y defensa". Europa, ya saben. Por si no fuera suficiente, el general Chicharro participó durante su carrera militar en las misiones militares de la OTAN en Irak y Afganistán.

En el nombre del padre

Cualquiera podría alegar, y con razón, que un árbol genealógico con raíces y abono militar, político y social ultraderechista no envenena necesariamente el fruto. Correcto. Sin embargo, en este caso, pues como es bien sabido los errores genéticos acontecen, pero no abundan, Juan Chicharro Sánchez-Agustino reveló con claridad su ideología extremista al publicar en agosto de 2019 en su perfil personal de Facebook una imagen acompañada del lema franquista 'Arriba España'. Por si había dudas, escribió el lema en mayúsculas y con una bandera de España rotulada.

La OTAN, en su hábitat

Por desgracia, dudas, lo que son dudas, por la presencia y la preeminencia de las ideas extremistas en el seno del Ejército español, ni la OTAN ni nadie puede albergar a estas alturas. De hecho, solo unos meses después de la publicación franquista en Facebook del teniente de navío Juan Chicharro (hijo), en mayo de 2020, la OTAN publicó el vídeo que protagonizaba el militar ultraderechista español elegido por la Armada española.

¿Cómo pudieron elegir a un militar que manifiesta ideas ultraderechistas en las redes sociales para protagonizar un vídeo de la OTAN? O (I) no había más; o (II) lo desconocían; o (III) es tan habitual que ni llama la atención; o (IV) todo junto —cualquier respuesta resulta alarmante—.

Luis Gonzalo Segura, exteniente del Ejército de Tierra de España.
Luis Gonzalo Segura, exteniente del Ejército de Tierra de España.
La OTAN ya colaboró con el propio ejército franquista y en su seno se han incorporado, en diferentes grados de integración, dictaduras abiertas, como Grecia o Portugal, y regímenes autoritarios. Incluso hoy en día.

Porque no, no se trata de un episodio aislado o descontextualizado. Ni en el Ejército español ni en la OTAN. Ni mucho menos en Occidente. Repasemos: hace poco más de un año se supo de la existencia de una célula neonazi en el Ejército del Aire y el Espacio español. Poco después, el cabecilla, el capitán Antonio Meroño, fue ascendido a jefe de Inteligencia del Ala 14 de Albacete en el año 2021 y en el año 2022 se le encomendó la dirección de cazas españoles en la frontera ucraniana. En las redes sociales, el capitán Meroño aparece incluso con líderes de organizaciones neonazis como Hammerskin. Más inquietante todavía resulta comprobar que en su currículum figura la formación de cadetes en la Academia General del Aire —participó en el desfile tradicional del 12 de octubre en el año 2017—. ¿Qué les habrá enseñado?

Otro de los ejemplos recientes lo encontramos en el general de brigada retirado Adolfo Coloma Contreras, uno de tantos militares ultraderechistas que colaboró con la OTAN. Este oficial general del Ejército español también forma parte de la Fundación Nacional Francisco Franco y estuvo integrado en la OTAN. En su caso, su destino fue el Cuartel General del Mando Sur de la OTAN ubicado en Nápoles. 

Con todo, lo grave no reside en lo particular, sino en lo general, ya que, si se analizara, el listado de la relación de la OTAN con militares ultraderechistas españoles sería interminable. Baste señalar que la OTAN ya colaboró con el propio ejército franquista y en su seno se han incorporado, en diferentes grados de integración, dictaduras abiertas, como Grecia o Portugal, y regímenes autoritarios. Incluso hoy en día.

Por tanto, quedan pocas dudas al respecto de la relación de la colaboración de la OTAN con los ultraderechistas militares españoles: extensa, intensa, continuada y estructural.

El Ejército español, atestado de ultraderechistas 

Y por parte del Ejército español, qué decir. El enumerado de escándalos ultraderechistas en las Fuerzas Armadas españolas es tan extenso como exasperante resulta la impunidad de sus protagonistas.

En los últimos meses podríamos recordar al capitán que llevó a su compañía, armada y uniformada, al mausoleo franquista del Valle de los Caídos a recibir la bendición de clérigos ultraderechistas. Un episodio que concluyó con un cese y una amonestación leve que contrasta con la expulsión de militares demócratas y que, a buen seguro, se debió más al escándalo suscitado que a la repulsa por semejante episodio.

Luis Gonzalo Segura, exteniente del Ejército de Tierra de España.
Luis Gonzalo Segura, exteniente del Ejército de Tierra de España.
La macabra relación atlantista con la ultraderecha es posible por la connivencia de los medios de comunicación occidental. Estos episodios deberían haber sido suficientes como para la apertura de procesos de investigación. Sin embargo, los medios omiten gran parte de la información al respecto y al presentarla.

No es un caso insólito: manifiestos franquistas, cartas golpistas a Felipe VI, chats incendiarios en los que se pide que se fusilen a 26 millones de españoles o militares cantando canciones neonazis con el brazo en alto en cuarteles —como en la Brigada Paracaidista acuartelada en Paracuellos del Jarama, Madrid—… Los escándalos ultraderechistas protagonizados por militares en los últimos años serían bochornosos, y sobre todo insoportables, para cualquier democracia, pero en España solo constituyen la cotidianeidad.

La ultraderecha militar siempre fue útil para la OTAN 

Como bien es sabido, la OTAN y EE.UU. se han relacionado, apoyado y nutrido desde hace décadas de ultraderechistas, militares o civiles, tanto en Europa como en América Latina. Y lo han hecho sin ningún reparo ni escrúpulo. Lo que se debe, sobre todo, a dos factores: (I) la alineación ideológica, o, al menos, la ausencia de repudio ante tales ideas; y (II) la extrema utilidad que siempre pudo obtener de tan execrables sujetos. Desde los militares nazis, que tan bien sirvieron a la OTAN en Europa Occidental, incluyendo actividades terroristas —GLADIO—, hasta los grupos neonazis ucranianos que tan buen servicio han ofrecido durante la última década, han sido colaboradores indispensables para la Organización Atlántica.

Pero, ante todo, esta macabra relación atlantista con la ultraderecha —española y europea— es posible por la connivencia de los medios de comunicación occidental. Y España es un ejemplo de ello. Tanto este último episodio como los anteriores, que no han sido escasos ni irrelevantes, deberían haber sido suficientes como para la apertura de procesos de investigación y fiscalización de los componentes de las Fuerzas Armadas españolas.

Sin embargo, los medios españoles, como sucede en la mayoría de Occidente, omiten gran parte de la información al respecto y al presentarla, no ofrecen ni el contexto adecuado ni la atención necesaria. Revisen, si no, la repercusión de este último escándalo y verán que las referencias son demasiado escasas. Demasiado escasas para tantos ultras y tanta pasión occidental por ellos.

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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