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Identifican en el intestino sensores de grasa que estimulan el cerebro y aumentan el deseo de comer

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"Nuestra investigación muestra que la lengua le dice a nuestro cerebro lo que nos gusta", dijo Charles Zuker, uno de los autores del estudio.
Identifican en el intestino sensores de grasa que estimulan el cerebro y aumentan el deseo de comer

Un equipo de investigadores publicó recientemente en la revista Nature un estudio en el que revelan haber identificado una conexión completamente desconocida entre el intestino y el cerebro, que impulsa el deseo de consumir grasas.

En experimentos de laboratorio con ratones, los científicos descubrieron que la grasa que ingresa a los intestinos activa una señal que luego es conducida a lo largo de los nervios hasta el cerebro y que, una vez ahí, genera un deseo por esa clase de alimentos.

"Nuestra investigación muestra que la lengua le dice a nuestro cerebro lo que nos gusta, como cosas que tienen un sabor dulce, salado o grasoso", dijo Charles Zuker, uno de los autores del estudio. "Sin embargo, el intestino le dice a nuestro cerebro lo que queremos, lo que necesitamos".

Tras apreciar la fuerte preferencia que desarrollaban los ratones hacia los alimentos grasosos, los científicos modificaron genéticamente a los animales para eliminar su capacidad de saborear la grasa con la lengua.

"Aunque los ratones no podían saborear la grasa, se sintieron impulsados ​​a consumirla", dijo Zuker. 

A través de la medición de la actividad cerebral en los ratones, fue posible detectar que un grupo de células funcionaba como un sensor general de nutrientes esenciales, respondiendo no solo a las grasas, sino también a los azúcares y los aminoácidos. Mientras que otro grupo respondía solo a la grasa, "lo que podría ayudar al cerebro a distinguirla de otras sustancias en el intestino", detalló Li Mengtong, coautor del estudio.

El equipo fue un paso más allá y bloqueó la actividad de estas células mediante un fármaco, lo que hizo que los ratones perdieran el apetito por la grasa.

"Esas intervenciones verificaron que cada uno de estos pasos biológicos, desde el intestino hasta el cerebro, es fundamental para la respuesta de un animal a la grasa", subrayó Li, para aseverar que los experimentos de este tipo "también proporcionan estrategias novedosas para cambiar la respuesta del cerebro a la grasa y posiblemente el comportamiento (compulsivo) hacia la comida".

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